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08.09.05:
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" IV. RELIGION ANDINA: UNA NUEVA PERSPECTIVA

Fue todo un reto para Federico Kauffmann Doig cuando, en 1985, Mircea Eliade le solicitó que colaborase en su monumental Encyclopedia of Religion.

Al recoger información tropezó con escritos de Pierre Duviols. El estudioso pone al descubierto la manipulación de la que fue objeto Wirakocha en el siglo XVI por parte de los catequistas, para asemejarlo al dios cristiano y así cumplir su misión evangelizadora con mayor eficacia. A medida que el que escribe esta nota avanzaba en su indagación, se percató que la religión andina era interpretada del todo en base a distorsiones. En búsqueda de captar su esencia, llegó a las siguientes conclusiones:

(1) Ausencia de un ser sobrenatural comparable al Dios bíblico;

(2) Dos eran los entes divinos supremos: la Pachamama o Tierra Madre, la procreadora de todos los seres vivientes, y el Dios del Agua, el ser sobrenatural que la fertilizaba con sus lluvias. El Dios del Agua era identificado con los apus o cerros majestuosos;

(3) Wirakocha era uno de los muchos nombres del Dios del Agua, cuyo nombre popular en tiempos del Incario era Illapa. Recibía una variedad de denominaciones en las distintas regiones, que ha llevado a estimar que existía una infinidad de dioses en tiempos incaicos. Había naturalmente un sinnúmero de seres divinos al lado del Dios del Agua, pero éstos eran de una jerarquía menor y se les daba atribuciones distintas;

(4) La Pachamama era simbolizada por un emblema escalonado, que aludía a los andenes o terrazas de cultivo; el Dios del Agua por su parte era simbolizado por una cresta de ola en forma de greca;

(5) La Pachamama era de índole femenina y se le vinculaba a la Luna, la noche, la mujer y la plata; al Dios del Agua se le asociaba con el Sol, el día, la condición masculina y el oro;

(6) Las aves de rapiña simbolizaban al Dios del Agua, aunque al representarlo se le retrataba con atributos de felino;

(7) El tupo evocaba la Luna y por lo mismo era adorno limitado al mundo femenino / su pequeño agujero servía en prácticas de la magia lunar;

(8) No existía un código moral en el marco religioso, ya que éste era de dominio estatal. Se "pecaba" contra el gobernante y la estructura gubernamental, mas no contra los poderes sobrenaturales a los que solo se ofendía cuando no se les reverenciaba y ofrendaba de acuerdo a lo normado;

(9) La pareja divina conformada por los dioses andinos más encumbrados eran de este modo dioses del sustento;

(10) Se caracterizaban por ser dioses demoníacos, por cuanto para donar el sustento exigían ofrendas que iban hasta los sacrificios humanos. Se suponía que ellos se alimentaban, al igual que los hombres y demás seres vivientes, con iranta o comida de los dioses.

(11) Por lo puntualizado, el Dios del Agua era representado con rostro feroz, como lo testifica la iconografía andina de todos los tiempos al representarlo;

(12) En el más allá no había promesas de cielo ni de infierno. Después de la muerte la "existencia" era concebida como una prolongación de la vida experimentada por el individuo en el mundo terrenal. Continuaban así las jerarquías y la necesidad de trabajar los campos para "subsistir". La ilusión de un bienestar se limitaba a disponer de abundancia de alimentos y de suelos feraces que hicieran esto posible. Las ofrendas de alimentos y bebidas en las tumbas estaban destinadas a satisfacer el hambre del difunto en su trayecto al más allá;

(13) La conservación del cadáver era requisito indispensable para "sobrevivir" en las moradas de ultratumba, como se desprende indirectamente por la información trasmitida por los cronistas. Esta concepción debe estar enraizada en el pensamiento que regía ya desde tiempos neolíticos en casi todo el orbe, por lo que debió ingresar a América desde Asia conjuntamente con otras tradiciones chamánicas antiquísimas de la humanidad;

(14) Las creencias mágico-religiosas andinas terminaron por consolidarse durante el Formativo Floreciente, esto es en el primer milenio antes de Cristo. Desde entonces y hasta la llegada de los españoles éstas siguieron su curso, sin experimentar cambios mayores como lo comprueba las imágenes iconográficas en las que se advierte cómo el Dios del Agua es representado con los mismos rasgos a lo largo de casi tres mil años: un ave humanizada con atributos de felino o un hombre-felino alado y por lo general en vuelo;

(15) Todavía más: esta forma de concebir al Dios del Agua como si fuera un felino volador persiste en el mito actual de qhoa, oscollo o titi, que asevera que al momento de producirse tempestades y entre la bruma que se eleva cerca a los manantiales es visto un felino desplazándose por los aires. Sus ojos despiden relámpagos, de su rabo nacen rayos, su vientre expulsa truenos (ventosidades); adicionalmente, en algunas versiones del relato mítico, sus orines se transforman en lluvia.




TEORÍAS E HIPÓTESIS DE TRABAJO SUSTENTADAS POR EL IAA

I. LOS ANDES AMAZÓNICOS: UN CONCEPTO GEOGRÁFICO-CULTURAL

II. ORIGEN DE LOS CHACHAPOYAS

III. PROYECTO CHAVÍN DE HUÁNTAR: CONCLUSIONES

IV. RELIGION ANDINA: UNA NUEVA PERSPECTIVA

V. GESTACIÓN Y ROSTRO DE LA CIVILIZACIÓN ANDINA: UNA NUEVA PERSPECTIVA

VI. MACHU PICCHU: NUEVOS ENFOQUES

VII. ARQUEOLOGÍA POLITIZADA